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Los límites del PUP y UDP

Editorial (En Espanol)Los límites del PUP y UDP

Belize es un país único y hermoso, muy atractivo para los visitantes y jubilados. Nuestra población nativa, sin embargo, está en gran medida marginada económicamente, y todos los indicadores económicos han sido negativos durante muchos, muchos meses. Una cuestión de gran preocupación sociológica también es una brecha visible y creciente entre una pequeña clase de ricos beliceños, muchos de ellos migrantes, comparados a los beliceños natos, por una parte, y las masas de los nativos pobres, por otra.

En el título de este editorial, deliberadamente no usamos el “PUDP” de moda para referirnos a los dos principales partidos políticos de Belize: el Partido Democrático Unido (United Democratic Party, UDP) y el opositor Partido Unido del Pueblo (PUP). No lo hicimos porque la denominación “PUDP” puede ser un tanto despectiva, incluso sarcástica, y, por lo menos para los propósitos de este ensayo, queremos asegurarnos de darle respeto a las dos organizaciones nacionales que realmente son el repositorio de lo que consideramos nuestra democracia constitucional, parlamentaria y participativa.

El nacionalismo genuino requiere que siempre amemos lo que es nuestro – cosa nostra. Ese nacionalismo genuino no requiere que cubramos, o encubramos, a nuestras organizaciones e instituciones beliceñas, pero es absolutamente necesario que apreciemos aquellas organizaciones e instituciones que son nuestras propias especiales. El UDP y el PUP son nuestras propias especiales. El PUP fue fundado en 1950, cuando Honduras Británica todavía era una colonia británica, mientras que el UDP fue establecido en 1973, nueve años después de que Belize se convirtiera en una colonia autónoma, pero ocho años antes, Belize lograría el estatus constitucional que describimos como Independencia política.

Las masas nativas de Belize son descendientes de ancestros esclavos y refugiados. Estamos hablando de los criollos, los garínagu, los mestizos, los mayas y los hindúes del este.

Los mayas son una categoría especial de beliceños, porque referirse a los mayas como refugiados beliceños ignora una sorprendente realidad histórica: este territorio perteneció una vez a los mayas, antes de que los conquistadores españoles y los piratas británicos llegaran a América (el Nuevo Mundo), comenzando con Cristóbal Colón en 1492.

Una vez más, antes de que nuestros antepasados ​​africanos fueran capturados y esclavizados en África Occidental, luego transportados en los fondos de los buques a Jamaica y Belize, tenían identidades como seres humanos libres y dignos que se habían desarrollado durante milenios.

Cuando nos referimos, entonces, a cinco de los grupos étnicos de Belize, como descendientes de los antepasados ​​esclavos y/o refugiados, sería una descripción generalizada que no toma en cuenta detalladamente la realidad histórica de la supremacía blanca violenta – ya sea si esa supremacía blanca era española o británica. En pocas palabras, esa supremacía blanca era europea.

El término “supremacía blanca” no se usa en círculos cortés en Belize. El término “supremacía blanca” no es políticamente correcto en Belize. Nunca escucharán a ninguno de los políticos UDP o PUP referirse públicamente a la “supremacía blanca”. Nosotros, los beliceños vivimos en un estado de negación. Es un estado de negación que se ha vuelto crónico. Un baldazo de realidad nos obligaría a afrontar el hecho de que los europeos que esclavizaron y oprimieron a nuestros antepasados ​​han encontrado maneras creativas de continuar su hegemonía postcolonial sobre nosotros, aún cuando nos jactamos de nuestra democracia constitucional, parlamentaria y participativa.

En este difícil enero de 2017, existe una necesidad urgente de que los beliceños reconozcan que hay límites al UDP y el PUP en lo que respecta a nuestra auténtica liberación nacional. A nuestro juicio, una auténtica liberación nacional para Belize exigiría, al menos, que se erradique el analfabetismo, que se mejore dramáticamente la atención médica nacional, que las víctimas beliceñas de drogadicción sean institucionalizadas y tratadas, que los programas deportivos de Belize sean democráticos, basados ​​en mérito y liberados de prejuicios étnicos y de clase, y que la corrupción política y del sector público sea atacada con la mayor urgencia y con un mazo judicial.

Nada de esto sucederá, porque los políticos del UDP y el PUP han tenido algunos límites tradicionales impuestos a su capacidad para operar y legislar. Como cuestión de supervivencia y éxito de partido, los tomadores de decisiones en el UDP y el PUP saben y deben aceptar, en primera instancia, que Belize es una nación cristiana. Este es un reconocimiento aparentemente inocuo, pero las implicaciones han sido enormes.

¿Qué significa realmente ser cristiano? Dicho de otro modo: ¿qué significa ser un verdadero cristiano? Hace quinientos años, en octubre de 1517, se produjo una revolución en el cristianismo europeo. Los historiadores se han referido a los acontecimientos que siguieron a las acciones de Martin Luther, un monje alemán, como “La Reforma”, pero en realidad Martin Luther comenzó una revolución sangrienta en octubre de 1517, que cobró muchas vidas. Antes de Martin Luther, no había personas tales como anglicanos, metodistas, bautistas, nazarenos, adventistas del séptimo día, presbiterianos, mormones, testigos de Jehová, moravos, cuáqueros, evangélicos, y así sucesivamente. Antes de 1517, toda Europa era católica. La violencia de la Reforma y la llamada Contra-Reforma entre los europeos ocurrió porque comenzaron a discutir y hacer la guerra sobre lo que significaba ser un seguidor de Jesucristo que, si no era otra cosa, era ciertamente un hombre de paz. No sólo eso, Jesucristo declaró: “Bienaventurados los pobres”.

Belize en 2017 se jacta de que somos una nación cristiana, pero evidentemente los pobres no son bendecidos aquí. Si se tomaran el tiempo para analizar la situación beliceña, encontrarían que contradicción sigue contradicción en cuanto a la realidad del Belize supuestamente cristiano se refiere. Pero, los hechos son claros, para ser un exitoso político electoral en Belize, debes declarar tu fe cristiana. Los límites que confinan el UDP y el PUP son impuestos por el cristianismo en sus diversas formas beliceñas. Pero, si Cristo regresara a la tierra, a Belize, hoy, estaría enfurecido por lo que se hace en Su nombre.

Esta es la última contradicción del siglo XXI: el hecho incontrovertible de que el cristianismo organizado no es afín a Cristo. Las iglesias cristianas son organizaciones empresariales. Más importante aún, cuando se trata del tema de este ensayo, las iglesias cristianas son herramientas utilizadas por los europeos para imponer límites a los políticos nativos postcoloniales. No importa lo poderoso que pueda ser en el UDP o el PUP, hay lugares a donde no se puede ir, por así decirlo. No puedes ir aquí. No puedes ir allí. De tin marín de dos pingüé,

Cúcara, mácara, títere fue: el sufrimiento de la gente continúa, y es cada vez peor…

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