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Hay muchas personas criollas que parecen estar felices con la cantidad de personalidades criollas en puestos de liderazgo en este gobierno de tres términos del Partido Democrático Unido (United Democratic Party, UDP). Sin embargo, algunos de nosotros de la década de 1970 sabemos que hay líderes UDP muy poderosos que ingresaron a la vida pública en ese entonces y ahora han demostrado ser traidores en cuanto a los jóvenes negros se refiere.

Cada vez que leen o escuchan que un adolescente negro es arrestado con una pistola o munición sin licencia, que generalmente le cuesta años al joven en la cárcel debido a las draconianas leyes de armas en Belize, deben comprender y recordar esto: hay áreas de la Ciudad de Belize donde los jóvenes negros en realidad prefieren ser arrestados por los policías con un arma sin licencia a que uno de sus enemigos callejeros lo cachen sin un arma. La primera situación significa años en la cárcel: la segunda significa Lord’s Ridge. Piénsenlo. ¿Cómo llegamos aquí, beliceños? Las personas que controlan las cosas se parecen a las personas que asesinan y son asesinadas en su infancia y juventud.

Los votantes de Belize primero pusieron al UDP en el poder en 1984 porque sentimos que necesitábamos un cambio, necesitábamos ver una opción. Habíamos seguido fielmente al Partido Unido del Pueblo (PUP) hasta la independencia en 1981, y en 1984 el UDP juraba que tenía soluciones para ciertos problemas socioeconómicos que angustiaban a los beliceños.

Hojeando a través de viejos periódicos y publicaciones la semana pasada, me encontré con una carta publicada en el número de Amandala del jueves 9 de septiembre de 1993, del tal Gilly Young, un ex funcionario público sénior que había entrado en el negocio privado, había prosperado, y se había convertido en el gerente de campaña en Caribbean Shores para el líder UDP, el Dr. Manuel Esquivel quien había ganado su segundo mandato como primer ministro de Belize en junio de ese mismo año 1993.

En 1993, todavía permitía que opositores míos me atacaran en las páginas de Amandala, y lo que sigue (en cursiva) es el texto completo e inédito de lo que el señor G. M. Young quiso decirme para que todo Belize leyera. El caballero fue uno de los varios hijos exitosos de un hombre llamado Edward “Dads” Young, que había sido empleado durante muchos años en Harley’s, la segunda tienda más grande después de Brodies en los tiempos de la colonia. “Dads” Young había criado a sus hijos con ciertos valores que les habían permitido alcanzar el éxito personal.

Gilly Young y mi padre, funcionario público de alto rango eran amigos personales. Pero el hijo mayor de mi padre, su servidor, había decidido que la fórmula de Dad’s Young para el éxito personal y familiar tenía poca relevancia en lo que respecta a la liberación nacional de Belize. Por esa razón, principalmente, y también por la política partidaria, Gilly Young se había vuelto hostil a Evan X Hyde hasta el punto de arremeter contra él en prensa escrita.

Su carta sigue. En la edición del viernes, Inshallah, reproduciré lo que dije en respuesta al Sr. Young hace casi 25 años. Hoy creo que cuando lean la carta del Sr. Young, comenzarán a entender por qué el UDP ha fallado y, de hecho, ha traicionado a la juventud negra de Belize.

Gilly Young reprende a X, quien responde

Septiembre 9, 1993
Sr. Evan X Hyde
Editor Responsable, AMANDALA

Estimado Sr. Hyde:
Soy amigo de su padre, que, creo, está muy orgulloso de su hijo, Evan Hyde. Lo que diré aquí, espero, no erosionará la amistad con su padre que he tenido desde mi juventud. Pero es hora de señalar ciertas cosas.

 En el AMANDALA de  la semana pasada, escribió usted extensamente sobre los deportes en Belize. Obviamente tiene predilección por los deportes, y esa es cosa suya. Sin embargo, sugiero a nuestros jóvenes que, independientemente de la situación en otros países, prefieran educarse a sí mismos para prepararse para un futuro seguro, de modo que no tengan que ir pidiendo limosna de los demás.

No hace mucho que nuestra gente jugaba deportes por pura diversión y alegría. Trabajaban duro para ganarse la vida y luego, al final de la jornada laboral, practicaban sus deportes favoritos, y hasta llegaron a participar en competencias vigorosas los fines de semana. Ni los jugadores ni los espectadores recibieron pago, ni pagaron por nada de esto. Era simplemente una buena diversión limpia, y los buenos eran por siempre héroes. Pregúntele a su padre, que fue una de las figuras deportivas más respetadas del día.

Hacia el final, su artículo hace una afirmación sorprendente. Según usted, “ciertas familias disfrutaban de posiciones de prestigio y privilegio bajo el colonialismo británico, y éstas eran llamadas, en las calles, ‘criollos reales’”. ¿De dónde sacó eso? He vivido en Belize por más tiempo que usted, y nunca antes había escuchado el término.

Continúa diciendo que los “’criollos reales’ no sólo dominaban a los ‘criollos de la base’, sino que también gobernaban a los hispanos, los caribes y todos los demás grupos étnicos no blancos”.

Disculpe, Sr. Hyde, pero debe estar alucinando. Bajo la administración colonial, teníamos dos tipos de personas: los nativos de Belize y los patrones expatriados. Ningún beliceño nativo podría “dominar” sobre otro, excepto en lo que respecta a la antigüedad en su puesto de trabajo, porque las leyes, las reglas y las reglamentaciones aplicaban a todos por igual.

¿Y quién le da el derecho de decidir cuáles de nosotros somos beliceños ‘de la base,’ y cuáles no? Tanto la familia de su padre como la mía crecieron en la sección pobre del “lado del canal” de la Ciudad de Belize. Mi padre trabajaba como dependiente en una tienda. El padre de su padre era un oficial de aduanas. Su papá al igual que yo comenzamos a trabajar como mensajeros al pie de la escalera del servicio público, ganando la suma “real” de treinta dólares por mes.

Usted fue uno de los pocos privilegiados que ganó una beca para estudiar en el extranjero, y luego volvió a casa para triunfar. Ahora disfruta de una vida cómoda. ¿Es usted “de la base” o “real”?

En sus escritos a lo largo de los años, les cuenta a sus lectores que regresó de los EE. UU. como “un joven enojado”. Debería haber dejado su ira allí y no seguir fomentando la animosidad racial entre nuestra gente. Esto es Belize, no los EE. UU.

De hecho, su periódico, en otro artículo, ofrece una visión muy distorsionada sobre las celebraciones del 10 de septiembre, obviamente en apoyo del intento continuo del Partido Unido del Pueblo de dividir a nuestra gente según criterios raciales. El hecho es que, antes de la llegada del Sr. George Price, todos los beliceños celebraban el Diez.

Es completamente falso decir que los beliceños criollos consideraban a los beliceños “hispanos” (que supuestamente significa los beliceños de habla hispana) como el “invasor derrotado”. ¿Cómo pudieron haber sido “invasores” cuando estuvieron aquí todo el tiempo? No fueron ellos quienes invadieron, sino los españoles de Europa, que estaban luchando con otras naciones europeas en un esfuerzo por robar las riquezas de los países del Hemisferio Occidental.

De hecho, es incorrecto referirse a nuestra gente de habla hispana como “hispanos”, porque ese término se refiere más apropiadamente a personas de origen español. Nuestra gente son predominantemente indios mayas, que ocuparon estas áreas mucho antes de que llegaran los europeos.

Pero el Sr. George Price y el PUP, con ayuda suya, están continuamente inyectando el veneno del racismo entre nuestra gente. ¡Paren con el odio! Esto es Belize, no los EE. UU. o Sudáfrica.

¿Puedo ofrecerle un incentivo para voltear su cara hacia la luz? Tome su directorio telefónico y mire fijamente la portada, que representa las caras de los niños de Belize. Si estos hermosos niños estuvieran todos reunidos en un solo lugar, jugarían felices juntos, sin prestar la menor atención a las diferencias en el color de la piel, ni la textura del cabello.

Y si los intolerantes raciales entre nuestros adultos no enseñaran a esos niños a desagradarse simplemente por diferentes orígenes raciales, una raza más noble de beliceños podría emerger eventualmente, haciendo de esta una tierra feliz, y proporcionando una buena vida para la mayoría, si no para toda nuestra gente.

Para todos en esta tierra, la muerte llega, tarde o temprano. Hay personas entre nosotros que desearían dejar atrás un Belize mejor, pero el mal que algunos hacen, desafortunadamente, permanecerá hasta mucho después de que hayan fallecido. Sin embargo, es posible volver a rehacer Belize y renovar el espíritu de su gente. Ahora tenemos la oportunidad. Piense en estas cosas.

Sinceramente,
(Firmado) G. M. Young

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